La preservación digital ya no puede ser pensada solo como una tarea técnica o una operación de respaldo informático. En el contexto actual, se ha transformado en un desafío estratégico, cultural y político que enfrenta directamente a las instituciones, comunidades y organizaciones con el problema de la continuidad de su memoria en un mundo digital en constante transformación.
Hoy no basta con digitalizar documentos, ni siquiera con almacenarlos en repositorios bien organizados. La preservación digital de largo plazo requiere repensar los formatos, soportes, infraestructuras, gobernanzas y modelos de acceso desde una perspectiva crítica y anticipatoria. Y en ese marco, emergen nuevos paradigmas tecnológicos como la Web3, los sistemas federados, el almacenamiento distribuido y la inteligencia artificial aplicada, que están redefiniendo las posibilidades —y los riesgos— de lo que entendemos por conservar, transmitir y proteger información significativa.
Los riesgos persistentes: obsolescencia, dependencia, pérdida
A pesar del aparente avance tecnológico, muchas instituciones siguen confiando sus archivos a soluciones cerradas, plataformas comerciales centralizadas o soportes físicos que tienen una vida útil limitada. La obsolescencia tecnológica continúa siendo una amenaza real: archivos creados hace apenas 15 años hoy ya no pueden abrirse fácilmente; sistemas legados han sido descontinuados sin opción de migración; y muchas bases de datos patrimoniales se han perdido por falta de mantenimiento o presupuesto.
Además, la dependencia de infraestructuras ajenas (como servicios en la nube de grandes corporaciones) plantea preguntas críticas sobre la soberanía de los datos, la privacidad y la integridad a largo plazo de los archivos digitales.
Nuevas arquitecturas: hacia lo distribuido y federado
Frente a estos desafíos, surgen con fuerza modelos de infraestructura distribuida, basados en tecnologías descentralizadas como IPFS (InterPlanetary File System), S3 compatibles open source (como MinIO), o sistemas de respaldo federado entre instituciones pares.
Estos modelos permiten evitar puntos únicos de fallo y reducen la dependencia de terceros, dando forma a una verdadera autonomía digital. Ya no se trata solo de almacenar archivos, sino de participar activamente en redes colaborativas de preservación, donde los datos pueden vivir en múltiples nodos, ser validados por mecanismos transparentes, y permanecer accesibles más allá de los ciclos políticos o tecnológicos de una sola institución.
Preparación para la Web3: integridad, trazabilidad y control
La Web3 —entendida no como una moda, sino como una arquitectura de red descentralizada— introduce herramientas útiles para la preservación: desde sistemas de verificación basada en blockchain, hasta modelos de acceso programado mediante smart contracts o tokens de acceso ético.
Esto permite, por ejemplo:
-
Trazar la historia de un documento desde su origen hasta su versión actual.
-
Validar su integridad mediante hashes públicos y comparables.
-
Definir políticas de acceso colaborativas en redes de confianza.
-
Asegurar que la memoria no pueda ser modificada sin consenso.
Inteligencia artificial: aliada y reto
La incorporación de IA en la preservación digital abre un nuevo campo de posibilidades: clasificación automática, enriquecimiento semántico de metadatos, análisis predictivo del estado de los archivos, generación de descripciones, o recuperación de información a partir de patrones complejos.
Pero también implica una reflexión ética: ¿quién entrena los modelos? ¿Qué memorias quedan invisibilizadas por los sesgos algorítmicos? ¿Cómo asegurar la transparencia y auditabilidad de los procesos?
Desde PreservacionDigital.cl, promovemos una inteligencia aplicada con control humano, orientada al servicio del archivo y no como reemplazo del criterio archivístico ni del contexto comunitario.
Hacia una preservación autónoma, libre y contextual
El estado del arte en preservación digital exige avanzar hacia modelos autónomos, federados, sostenibles y transparentes. Esto implica:
-
Elegir tecnologías libres y de código abierto.
-
Diseñar infraestructuras que funcionen incluso sin conexión continua a la red.
-
Adoptar estándares interoperables y abiertos.
-
Compartir conocimiento y generar redes colaborativas de conservación.
-
Incorporar a las comunidades en el diseño y sentido de sus propios archivos.
Preservar no es solo conservar bits: es garantizar la continuidad del significado, la accesibilidad ética y la soberanía del relato. Y eso solo es posible si se piensa con visión crítica, herramientas adecuadas y compromiso político.
En PreservacionDigital.cl...
...desarrollamos soluciones que no solo responden a los desafíos actuales, sino que están preparadas para lo que viene. Trabajamos con tecnologías libres, sistemas preparados para Web3, inteligencia aplicada y una profunda convicción de que la memoria no es un archivo muerto, sino una herramienta viva para proyectar el futuro.
¿Estás listo para preservar lo que importa?
Conversemos.